Estoy buscando psicólogo/a... ¿cómo elijo?

    Comenzar a ir a terapia puede volverse una tarea complicada... En primer lugar está el hecho de reconocer que hay algo que va mal… algo que queremos cambiar. Después, darnos cuenta de que necesitamos ayuda externa para poder lograrlo. Y una vez que se llega a este punto… buscamos en internet un psicólogo. Y, ¿qué nos encontramos? Montones de entradas en google de psicólogos que ofrecen sus servicios. Pero… ¿cómo elegir?, ¿en qué me tengo que fijar?

    En este artículo vamos a desglosar cuáles serían las 3 características clave para elegir un buen profesional para ti. Vayamos por partes:

         1. Asegúrate de que es psicólogo/a profesional:

    En el mundo de la psicología actualmente hay bastante intrusismo, es decir, hay personas que ofrecen terapia sin ser psicólogos/as profesionales. Es cierto que un título universitario no garantiza que un trabajo vaya a realizarse bien. Pero sí nos garantiza una base teórica y práctica básica necesaria para el desarrollo adecuado del trabajo. El título también nos asegura que el/la profesional que nos atienda seguirá unas bases éticas y un código deontológico adecuados. Y, además, que dispondrá del respaldo de organismos oficiales como el colegio oficial de psicólogos.

         2. Corriente teórica:

   En este punto es importante conocer que en psicología hay varias corrientes. Efectivamente, la psicología es una ciencia y como tal es fiable, funciona y tiene resultados. Pero hay algunos aspectos que, debido a la naturaleza de su objeto de estudio – la mente humana- no son fáciles de acotar para su estudio. Por lo que en psicología es muy habitual encontrar diferentes teorías para explicar un mismo fenómeno. Algunas son muy conocidas, por ejemplo, el psicoanálisis o la corriente cognitivo conductual, y otras quizá un poco menos conocidas como la humanista o la sistémica.

    Vamos a hacer un breve resumen de las corrientes teóricas que son más fáciles de encontrar actualmente cuando se busca un psicólogo/a:

    -Psicoanálisis: Sí, todos conocemos a Freud, pero el psicoanálisis ha evolucionado mucho desde entonces. Incluso hay diferentes formas de trabajar dentro de esta perspectiva. Aún así, comparte algunas características con el psicoanálisis tradicional. Por ejemplo, para el psicoanálisis muchos de los factores que guían nuestra conducta son inconscientes, es decir, no nos damos cuenta de ellos. A través de esta terapia se trata de intentar hacer consciente lo inconsciente. Seguramente en una terapia de este tipo hables mucho de tu infancia.

  -Cognitivo conductual: Como contraposición a la anterior no hablan de nada inconsciente, como mucho de automatismos. Se interesan por cómo piensa la persona (cognición) y cómo actúa (conducta). Se interesan mucho por los antecedentes y las consecuencias de cada situación, pero, además, se paran a mirar qué está ocurriendo en tu mente en ese momento. Es decir, qué pensamientos, creencias… hacen que actúes como lo haces. Estos pensamientos y creencias no suelen ser explícitos, pero una vez que se conocen es más fácil poder cambiarlos si es necesario. Esta terapia es actualmente la más avalada científicamente.

    -Humanista: La terapia humanista surge a continuación de la cognitivo- conductual. En aquel momento les pareció que la anterior se fijaba demasiado en la cognición y poco en la emoción. La terapia humanista se centra en la persona, y se interesa por conocer la visión subjetiva de cada uno. Es decir, cómo vive y siente cada persona sus relaciones personales, sus necesidades… En esta terapia se hablará mucho de emociones y sentimientos. Dentro de esta rama podemos encontrar por ejemplo, la terapia Gestalt o la integrativa relacional.

    -Sistémico-familiar: habitualmente trabajan con la familia (el sistema) al completo, aunque no tiene por qué ser así, también se puede trabajar de forma individual. Se centra sobre todo en conocer las relaciones dentro de la familia, conocer cuáles son las dinámicas características y sus funciones. Su objetivo es encontrar una solución a los problemas familiares.

    -Terapias de tercera generación: tratan de integrar parte de las ideas de la terapia cognitivo conductual junto a características de terapias humanistas. En esta corriente podemos encontrar la terapia de aceptación y compromiso (ACT) o el mindfulness.

    Si te sientes más identificado/a con una de ellas puedes fijarte en que tu futuro psicólogo/a siga esa misma corriente, seguramente esa sea en la que más cómoda/o te vayas a sentir. Si no es así, no hay problema, irás conociendo la corriente teórica de tu terapeuta según vayas acudiendo a las sesiones. No es importante el nombre, si no que te sirva a ti. Todas las terapias pueden tener resultados positivos. Es cierto, como he dicho antes, que la terapia cognitivo conductual es la más avalada científicamente, pero esto no implica que sea mejor que las demás, simplemente es que, por su método de trabajo, resulta más fácil demostrar su eficacia a través del método científico.

     Actualmente la mayoría de los profesionales de la psicología tienden a tener una corriente teórica principal pero pueden utilizar cualquier técnica que conozcan bien, siempre que se adecúe al problema que traiga el paciente a consulta.

         3. Especialidad

     Por último, si quieres acudir a consulta por algún problema concreto hay psicólogos especializados que podrían conocer mejor ese tema en particular. Por ejemplo, puede haber profesionales especialistas para casos de violencia de género, situaciones traumáticas, trastornos de la conducta alimentaria (como anorexia, bulimia…), problemas en la infancia…

    Una vez te decidas por un psicólogo/a atrévete a probar. Puedes acudir a alguna sesión con la persona elegida y… si no te sientes del todo cómoda/o o no termina de convencerte (aunque no sepas por qué) ¡Puedes cambiar! Lo importante es que tú puedas conseguir la ayuda que necesitas. Hay muy buenos psicólogos/as, solo tenemos que encontrar a alguien que pueda encajar con nosotros/as.